Un espacio para entender lo que siento
12/12/2025

✦︎
A lo largo de estos meses he aprendido que el duelo no se vive en línea recta, sino en pequeñas olas que van y vienen. He buscado refugio en la meditación, en mi espacio personal, en mi blog y en cada gesto de cariño que me ha sostenido.
Escribir se ha convertido en una forma de entender lo que siento y honrar la memoria de mi mamá, mientras camino a mi ritmo, con días buenos, días difíciles y un corazón que sigue intentando encontrar paz. Este artículo nace desde ahí: desde mi proceso, desde lo que me duele, pero también desde lo que me abraza.
Tabla de contenido
¿Choque de sentimientos?
✦︎ Cuando la noticia se vuelve realidad
Cuando mi madre falleció, entré en shock. No podía procesarlo, no podía reaccionar. Aunque ya sabíamos que su partida estaba cerca, nada se compara con vivirlo en carne propia. Una cosa es decir que estas listo para dejarlo ir… y otra muy distinta es sentirlo en el corazón y en verdad afrontar la situacion. Pasé el primer mes acompañada por mi familia, pero aun así, la soledad se hacía presente. Y cuando regresé a la ciudad, intenté buscar propósitos para “estar bien”, pero la verdad es que no podía. No tenía ánimo para nada: dormía mucho, me sentía agotada, no comía bien y descuide mis terapias. Solo veía televisión, siempre en pijama, sin ganas ni siquiera de bañarme. Estaba triste, vacía, desconectada de mí.
✦︎ Cuando el cuerpo sigue, pero el alma se detiene
Después de mes y medio empecé, poco a poco, a moverme dentro de casa. Ordenar cosas, limpiar, mover muebles… buscaba distraerme, aunque en realidad solo intentaba sentir que tenía algo de control. Entré en un periodo de limpieza profunda, como si organizando lo externo pudiera ordenar lo interno. Tengo TOC y cuando empiezo algo suelo enfocarme demasiado, pero esta vez intenté hacerlo con más conciencia, más despacio y menos tiempo. Aun así, llevaba puesta una máscara de sonrisa cuando había personas, pero por dentro seguía sintiendo un enorme vacío. En soledad, mi rostro volvía a su expresión real… tristeza, desgaste, silencio.
✦︎ El día del adiós que todavía no sé cómo viví
Durante el funeral tampoco pude llorar. No sé si era dureza, insensibilidad o simplemente shock. Solo recuerdo estar ahí, acompañando, sintiendo mi respiración, las miradas de la familia, pero sin saber qué hacer. Me sentía fría, rígida, como un maniquí. Logré llorar un poco en casa, al despedirnos antes de llevarla a la iglesia… y después nada más. En la misa y en el entierro, veía llorar a mis hermanas, a mi tía, a mi madrina muy queridas… y me culpaba por no poder hacerlo yo también. Quisiera que entendieran que amo profundamente a mi madre y que hubiera dado mi vida por ella.
✦︎ Descubrir que no llorar también es una forma de duelo
No entendía qué me pasaba. Mis hermanos y mi papá lloraban, incluso los más fuertes, y yo simplemente no podía. Sentía que algo estaba mal en mí. Regresé decidida a “echarle ganas”, pero no pude. Era como si mi alma estuviera detenida. La única que lograba consolarme es mi perrita Perlita quien adopte como mi preciosa hijita, que con solo estar cerca hacía que mi corazón sonriera y respirara un poquito.
Más tarde, en consulta, el psiquiatra me explicó que estaba viviendo un síntoma llamado alexitimia, una dificultad para identificar y expresar emociones. Me dijo que no debía preocuparme, que era parte de mi proceso, y que con el tiempo las emociones irían encontrando su camino.
En mi artículo sobre la alexitimia explico mejor este tema, y que a muchos también puede ayudarles a entender lo que sienten.
Prepararse no evita el dolor, solo cambia su forma
Antes de que mi mamá falleciera, el médico nos dio el diagnóstico final. Nos pidió prepararnos y ofrecerle calidad de vida en casa. Yo ya intuía que no estaría con nosotros para Navidad o Año Nuevo del 2025. Incluso hablé con mi terapeuta para prepararme mental y emocionalmente. Quizá por eso, cuando llegó el momento, mi duelo tomó esta forma silenciosa, interna, que aun hoy sigo tratando de descifrarlo. Tal vez ya estaba adelantada en la fase de aceptación, aunque no hay palabras de aliento que eviten el dolor que se siente cuando alguien tan amado se va.
✦︎ Los pedazos que quedan después
El 3 de junio de 2025 mi madre falleció. Han pasado varios meses y aún no puedo llorar. La tristeza sigue conmigo, mi mirada continúa cansada y apagada. Cuando estoy con otras personas sonrío, pero cuando estoy sola vuelvo a mi verdad: una tristeza tranquila, una soledad que aparece sin avisar. Aun así, sigo avanzando a mi ritmo.
Mis hermanos y mi padre han encontrado consuelo en la fe católica. Ellos están animados, fuertes, y aseguran que esa fe les ha dado paz y fortaleza para sobrellevar este dolor. Y me alegra profundamente que así sea. Es su manera de caminar este duelo, y es tan válida y respetable como cualquier otra.
Yo, en cambio, no vivo la fe de la misma forma. Mi espiritualidad es distinta. Soy más ecléctica o algo por el estilo: elijo lo que resuena conmigo, lo que me brinda calma y paz interna, lo que me permite conectar con algo más grande sin sentirme atada a una sola doctrina o institución, sin normas ni prejuicios. Para mí, lo espiritual es un espacio personal y libre, donde puedo honrar a mi madre, agradecer su vida y mantenerla cerca desde un lugar íntimo y propio y eso no significa que deje ser católica, solo que soy mas espiritual y no tan fanática de la iglesia.
Este tema lo retomaré más adelante en un artículo especial sobre la religión y la espiritualidad, porque creo que es importante hablar de cómo cada quien encuentra su camino, su consuelo y su forma de seguir amando a quienes ya no están.
Entre risas, abrazos y huellitas
✦︎ Mi familia: el abrazo que me sostuvo
Cabe destacar que mi esposo fue increíblemente paciente, atento y comprensivo con lo que yo estaba viviendo. Se volvió aún más cariñoso, y al mismo tiempo respetó mis silencios y mis espacios. Mi sobrino, que ahora es mi hijo, también puso de su parte: me consentía, me acompañaba, y lo sigue haciendo hasta hoy. Me sentí profundamente querida por ellos. En aquellos momentos difíciles, buscaban arrancarme sonrisas: elegíamos películas que me hicieran reír, y juntos trataban de iluminar mis días con pequeños gestos llenos de amor.
✦︎ Mi compañera de cuatro patitas: Mi luz diaria 🐾
En medio de todo esto, también quiero agradecer a mi fiel compañera de cuatro patitas. Ella ha sido la chispa que logra arrancarme un rayo de luz incluso en mis días más oscuros. Me mantuvo a flote con su alegría, su amor incondicional y esa presencia que nunca falla.
Mi pequeña hijita peluda, Perla Teresita, una cruza de Pomerania y Shih Tzu, es mi razón de sonreír cada día. Me besa sin medida, yo la abrazo siempre, la consiento, le hablo… y ella responde con esa ternura juguetona que la caracteriza. Es imposible enojarse con ella: exige abrazos, ama que la carguen y, de una forma u otra, siempre se sale con la suya. Una simple perrita, sí, pero también la terapeuta peludita que me ayudó a salir adelante.
Perlita es muy cariñosa y sociable; si ve personas, no ladra, sino que se emociona y quiere jugar con todo el mundo. Busca abrazos, reparte besos y llena cualquier espacio con su presencia luminosa. Una vez se escapó sin que me diera cuenta, y la encontré jugando en la azotea con el vecino mientras él tendía su ropa. Incluso llegó a meterse en su departamento, y él estaba encantado con ella. Yo, claro, pidiendo disculpas. Ella, feliz como si fuera su casa. Ese es su corazón: libre, amoroso, imposible de no querer.
Siento que sin ella mis sonrisas serían pocas. Cuando la veo, mi rostro cambia por completo. Se ha convertido en mi animal de apoyo emocional: no estoy tranquila ni bien emocionalmente si no está conmigo. Y cuando salgo por terapia o consultas médicas, me han dicho que ella se deprime, busca mi ropa, se acuesta sobre ella, duerme, no juega y se queda pendiente de la puerta esperándome. Ella y yo estamos conectadas. Es, sin duda, el motivo número uno de mis alegrías.
Si alguien quiere un poquito de su amor y de su compañía que mi dulce hijita peluda tiene para dar, seria un placer acompañarte a no estar solo (a), ella es un animal de apoyo emocional que como a mi me ha ayudado, también puede ayudarte a ti. Me encuentro en la Ciudad de México, si vives en las inmediaciones de Tlalpan o si alguna institución me lo solicita para dar calidez y sacar sonrisas a los enfermos, si es permitido con gusto pueden contactarme y nos vamos para allá, mis redes sociales son: Instagram y Facebook.
✦︎ Mi refugio me abraza en mi proceso de sanar
No es sencillo caminar a través del duelo. Cuando la tristeza llega, me atraviesa entera; me deja sin aire, sin fuerzas, como si el mundo se volviera más pesado de un día para otro. Soy muy sensible, y cuando la depresión me toca, me consume en silencio. Pero incluso ahí, en ese lugar donde parece no haber salida, encontré una luz pequeña, tibia: mis terapias y apoyo psicológico.
La psicóloga Ortega y el psiquiatra Dr. Maya que me atienden han sido más que profesionales; han sido seres profundamente humanos conmigo. Su calidez, su paciencia y su manera de escucharme sin juicio se volvieron un refugio inesperado. Ellos trabajan en el Hospital General Ajusco Medio “Dra. Obdulia Rodríguez Rodríguez”, un sitio que inesperadamente terminó sintiéndose como un hogar para mi. Después de que tantos otros lugares que visite, me sentía con una sensación de no ser aceptada, al verme joven, y prácticamente sana y normal, no me daban prioridad, sentía que no me tomaban importancia; a diferencia de este hospital que me recibió sin cuestionarme, me abrió un espacio cuando más lo necesitaba y no critico. Esa sensación de ser aceptada y de ver personas que cuando te atendían lo hacían con una sonrisa y una amabilidad fue muy motivador… también me dió alegría y me va sanando poco a poco emocionalmente.
✦︎ Aprender a respirar de nuevo
Mi psicóloga, en particular, ha sido una especie de brújula emocional. Me dejó actividades que me ayudaron a entenderme de maneras que nunca imaginé. Juntas enfrentamos problemas que yo no sabía cómo ordenar, y poco a poco fuimos encontrando caminos posibles.
Me pidió dibujar algo que reflejara mis dolencias y otras sensaciones… como si ponerlos en papel me permitiera liberarme un poco de ellos y funcionó de lo mejor. También me mostró con enorme sensibilidad, que hay personas que llevan cargas más duras que la mía, no para minimizar mi dolor, sino para ayudarme a comprender que todavía tengo margen para reconstruirme. Eso me alivió; me sacó de esa idea de que yo era “lo peor e inútil”.
Quiero compartir todas esas actividades en mi blog, en la parte de recursos. Si a alguien le ayudan, aunque sea un poquito, sentiré que todo este proceso tan duro también tuvo un propósito más grande.
✦︎ Volver a crear, volver a sentir
Después de varios meses en los que no hacía prácticamente nada, porque simplemente no tenía fuerzas ni ganas. Hoy vuelvo a sentir que tengo un pequeño refugio: mi blog. Ahí escribo lo que pienso, lo que siento, mis experiencias con mis condiciones de salud y todo lo que me atraviesa. Y, para sorpresa mía, lo estoy disfrutando mucho. Incluso estoy planeando un proyecto muy especial para honrar la memoria de mi mamá, que siempre tuvo un corazón inmenso para ayudar y compartir alimento con quienes más lo necesitaban. Ya lo hablé con mi familia y están totalmente de acuerdo, más adelante les contaré los detalles y mostraré los avances; es un proyecto que nace desde el amor y el fe.
También estoy tratando de reconectarme con actividades que alguna vez me hicieron sentir viva: crear con las manos, moldear, pintar, hacer pequeñas esculturas… Ahora con los meses, estoy retomando pequeñas actividades y hábitos, realizar yoga, pilates, correr, a realizar adecuadamente mis terapias en casa, a todo eso que me daba un respiro, cuesta muchísimo, al menos a mi si, pero al final vale la pena.
Pero la vida volvió a quebrarme hace unos días: perdimos a un sobrinito muy querido y especial. Esa noticia me apagó otra vez. Aun así, estoy intentando, día tras día, recuperar los ánimos para seguir adelante por mi mamá y por mi sobrino que se ha convertido en un angelito.
Un abrazo en medio del proceso
✦︎ Agradecer para seguir avanzando
Seguir adelante con el corazón partido no es sencillo, pero es real. El duelo no es una carrera ni un deber que cumplir a cierta velocidad; es un camino íntimo que cada quien recorre como puede. A veces lloramos de inmediato, a veces tardamos en hacerlo. Encontramos sostén en la fe, en la naturaleza, en los recuerdos, en el silencio, en una persona querida, o incluso en una mascota que, sin decir una palabra, logra abrazar nuestras emociones mejor que muchos.
Lo importante es recordar que, aunque duela, sigues aquí. Sigues caminando, a tu ritmo, con lo que tienes y con lo que puedes. Sanar no siempre es dejar de sentir; a veces es simplemente levantarte un día más, respirar profundo y darte el permiso de vivir. Cada pasito cuenta, incluso esos que parecen pequeños o inseguros. Y aunque hoy te sientas detenida(o), en realidad ya estás avanzando: estás enfrentando, sintiendo y haciendo lo mejor que puedes. Eso también es fuerza de voluntad y significa mucho..
Por ahora solo puedo dar gracias. Gracias a quienes han estado conmigo incluso desde la distancia, a quienes leen estas palabras porque intentan entender un poquito mi mundo interior y apoyarme con mensajes de aliento, y a quienes me acompañaron en el funeral de mi mamá, muchas gracias con cariño y un abrazo en la distancia. Su presencia, su sostén y su amor siguen siendo un abrazo que guardo muy cerca del corazón.
Y mientras sigo sanando, deseo que estas palabras también te acompañen a ti: que te recuerden que no estás solo(a), que tu dolor también merece espacio y tiempo, y que cada día, con calma y con fe, podemos seguir adelante… te mando muchas bendiciones y un fuerte abrazo desde el fondo de mi corazón.
✦︎
Para mi mamá: una forma de seguir amándote
Mamá, sé que ya no estás aquí en cuerpo, pero siento tu presencia en lugares que antes no sabía mirar. A veces te encuentro en el silencio de la mañana, en la luz que entra por la ventana, en el olor de las flores o en ese instante en el que mi corazón se calma sin explicación. Quiero pensar que eres tú, acariciando mi alma desde donde ahora habitas.
No he llorado como otros, y quizá mi despedida sea distinta, pero mi amor por ti sigue tan vivo como siempre. Me enseñaste a ser fuerte, a ser honesta, a ser amable… y ahora, desde ese plano donde descansan los espíritus nobles, sigues guiándome. Siento que me cuidas de una forma nueva, más sutil, más profunda.
Gracias por tu vida, por tu luz y por cada enseñanza que dejó huella en mí. Gracias por seguir acompañándome incluso desde el plano espiritual. Yo sé que tu alma está en paz, que estás rodeada de amor, y eso me da consuelo.
Prometo seguir honrándote a mi manera: con mis pasos, mis decisiones, mis silencios y mis pequeñas batallas ganadas. Prometo llevar tu nombre dentro de mi corazón como un faro que nunca se apaga.
Y aunque hoy te hablo desde la distancia terrenal, sé que algún día, en esa dimensión donde no existe el tiempo, volveremos a encontrarnos. Hasta entonces, te llevo conmigo… y te amo más allá de la vida; con amor, tu hija Aremi.
Con mucho cariño para ti lector🩷
